viernes, 12 de septiembre de 2014

Mis animalitos con alma de té...cómo surgieron

Llegó el viernes!!! Acompañada de mi taza de té y mi agenda me dispongo a compartir con ustedes este tiempito que estuve sin escribir. 
Hace dos semanas que mi vida se convirtió en una maratón y recién hace un par de días que logro bajar dos cambios y dejar de correr para caminar y respirar un poco. 
Aquello que comenzó como un juego, como esa búsqueda de esa niña pequeña que vivía sonriendo, haciendo chistes, jugando con su monopatín en la entrada del edificio en el que vivía en su Tartagal querido, aquello que me llevó a recordar y a querer volver a esos momentos de pura felicidad y de ceros compromisos y responsabilidades me llevó a jugar con mis saquitos. A descubrir nuevas formas y encontrar en ellas esa alegría, mi personalidad en algo que ya tiene personalidad propia y miles de siglos de cultura. 
Mis hebras de té tomaron formas de animalitos, y no solo me encantaron, sino también a mi hijo y luego a mis clientes. Tanto fue así que decidí armar un Barrio con mis animalitos con alma de té. Un barrio donde todos juntos puedan convivir y donde aquellos que deseen puedan encontrarlos. 
Asi fue como nació Barrio Firenze, el barrio donde viven animalitos con alma de té. Hace dos semanas que los presenté y la calidez y buena onda de la gente me sorprendió y sentí una felicidad inconmensurable de que aquello que me hace feliz también logre hacer feliz a otras personas. 

(fotos de Let it Be Fotografías)

Comenzaron los pedidos, las consultas para compras mayoristas y yo cociendo todo el día para que todos puedan tener sus animalitos con alma de té. 
Las primeras en llevar mis saquitos a su Showroom fueron Ale y Belén de Qué Monono! Dos chicas divinas que me vendían sus tazas y teteras abrigaditas para vender en Firenze. El día de ayer, mis saquitos llegaron a su showroom y yo sentí tanta felicidad y un sentido de realización por ver mis creaciones en un espacio tan hermoso como el que crearon las chicas. 

(foto de Qué Monono!)

Después llegaron pedidos para Chapó Loló, La Francisca y para el espacio de arte de Anne en Paraná. 
Mientras iba preparando los pedidos, dándole vida a mis saquitos y haciendo los envíos, pensaba en lo afortunada que era, que sin querer y haciendo algo que salió desde mi corazón logré llegar a la gente y tener un sello propio. 
Considero que el verdadero valor de las cosas es cuando alguien trabaja en lo que ama y no mira lo que hace el de al lado. El que no busca la copia, sino el que busca su propio camino, el que trata de imprimir su personalidad. 
Cuando uno hace un producto con amor sin duda tiene un valor único, el valor del trabajo, del esfuerzo y el corazón que le ponés a lo que hacés. 

Feliz viernes y mejor finde! ;)